jueves, 14 de marzo de 2013

Regreso a la inocencia

Una vez alguien me dijo: "cuando dejes ir al pasado, el futuro llegara inmediatamente a ti".
Y este ha sido un consejo que me ha acompañado a lo largo de mi vida.
¿Que sucede cuando ese futuro proviene del pasado?
¿Qué pasa si realmente nunca dejas atrás tu pasado, y todo lo que experimentas es para prepararte
para la persona que conociste tiempo atrás, a esa persona que perdiste, que dejaste ir?



Debo de confesarte hoy, después de mil años,
que tengo miedo.
Te temo a ti y a lo que representas.
Temo el tener que darme cuenta.

No quisiera admitir, que a partir del día que decidí darte
la espalda y comencé a caminar lejos de ti, no hice en realidad
algo más que acercarme a ti.

Temo tener que admitir que sigo siendo el mismo pequeñajo.
Que todo lo que aprendí, todo lo que viaje, fue para no perderte
de nuevo en otros brazos.

Debo de confesar que me siento responsable de que hayas partido
de haber tenido miedo en su momento, de no haberme esforzado,
de no haber peleado por ti, de haber sido un pequeñín
cobarde que no supo decir "Te quiero".

Que necesite cien años, miles de labios, y millones de miradas,
para aprender a valorar el tiempo a tu lado, a apreciar tus besos
y el brillo de tus ojos.

Cuesta admitir y cada vez que apareces regresan esas cosquillas
de volverte a besar, de perderme en tus brazos, y estas
endemoniadas ansias de no quererte dejar escapar.

Te asustas de lo que soy, de lo que me he convertido:
un cazador furioso con la naturaleza por una vez que perdí mi objetivo.
Un cachorro que enveneno su alma, que quemo su inocencia,
que oscureció su pelaje, y se dedico a crecer, aunque la madurez le quedara grande.
Al fin de cuentas ¿cómo podrías asustarte?
Si soy lo que soy, y he andado lo que he andado ha sido para alcanzarte,
para merecerte, para poder amarte.

Aun así, es increíble que tenga miedo de besarte, de entregarme de nuevo a ti,
de cubrirme con tus brazos, y dejar que tus manos hagan contacto con mi piel.

Deseo ya no temerte, el no tener que protegerme de ti,
el poder amarte sin escudos ni excusas, y tú, tan solo tú,
eres capaz de lograrlo, si tomas de mi mano, si con una sola mirada,
me haces saber que esto es real, que esta vez no nos soltaremos...
si esta vez lucharemos con intención de victoria...
si es así, entonces estoy listo para emprender el camino de vuelta,
estoy listo para emprender el camino a casa.




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